China advierte que está lista para cualquier guerra mientras Trump intensifica la guerra comercial

Las tensiones entre Estados Unidos y China han alcanzado un punto crítico después de que el presidente Donald Trump impusiera un nuevo aumento de aranceles a las importaciones chinas. En respuesta, el gobierno de Pekín ha dejado claro que no cederá ante lo que considera una estrategia de presión y provocación por parte de Washington.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Li Jang, emitió un mensaje contundente: “Si Estados Unidos quiere una guerra, ya sea una guerra de aranceles, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra, estamos preparados para luchar hasta el final.” Estas declaraciones reflejan la creciente frustración de China ante las medidas proteccionistas de la administración Trump, que han avivado la inestabilidad en los mercados globales.

El detonante de esta escalada fue la decisión de Trump de elevar los aranceles sobre productos chinos del 10% al 20%, justificándolo como un intento de frenar el tráfico de fentanilo hacia EE.UU. Sin embargo, analistas han cuestionado esta explicación, señalando que el aumento de aranceles no tiene un impacto directo en el comercio de drogas, sino que está afectando principalmente a la economía estadounidense y a sus consumidores.

En represalia, China ha impuesto un arancel del 15% a productos agrícolas estadounidenses, una medida que golpea directamente a los agricultores, una base clave de votantes de Trump. Pekín ha calificado la estrategia del mandatario estadounidense como un acto de “intimidación y un grave error de cálculo”, advirtiendo que Washington está subestimando la capacidad de resistencia de la economía china.

Durante su discurso ante el Congreso, Trump defendió su agresiva política comercial, argumentando que EE.UU. finalmente está “poniendo fin a décadas de prácticas comerciales injustas”. No obstante, su estrategia ha sido duramente criticada por economistas y expertos en comercio, quienes advierten que la guerra comercial con China y otros países solo ha llevado a un incremento en los costos de productos esenciales como alimentos y automóviles.

De acuerdo con la Tax Foundation, las tarifas impuestas por Trump afectan importaciones valoradas en 1.4 billones de dólares, perjudicando no solo a China, sino también a los propios consumidores y empresas estadounidenses. Y la presión no se detiene ahí: el mandatario ha anunciado una nueva ronda de aranceles agrícolas que entrará en vigor el 2 de abril, esta vez dirigidos contra aliados clave como la Unión Europea y Japón, lo que podría abrir frentes de conflicto aún más amplios.

Mientras ninguna de las partes muestra señales de ceder, la guerra comercial entre EE.UU. y China sigue escalando, generando incertidumbre en la economía global y dejando en evidencia la falta de una estrategia clara por parte de la administración Trump, que parece estar jugando con fuego en su intento de imponer su voluntad en el comercio mundial.